domingo, 26 de diciembre de 2010

LA DULCE INOCENCIA


Un científico estaba trabajando en su laboratorio cuando entró su hijo de cinco años, dispuesto a ayudarle. El científico, que tenía mucho trabajo y no quería ser interrumpido, pensó en darle un entretenimiento al niño para que no le molestase. Recortó de una revista un mapa del mundo, lo cortó en muchos trocitos y se lo dio a su hijo junto con cinta adhesiva para que lo recompusiera. Como no había visto nunca ese mapa, el científico pensó que tardaría horas en hacerlo.

Cuál fue su sorpresa cuando, al cabo de unos minutos el niño le dijo:
-¡Ya está papá, ya lo terminé!

El científico se quedó sorprendido por unos momentos, pero se giró pensando que no vería más que una chapuza típica de un niño de cinco años. Sin embargo, el niño le mostraba el puzzle totalmente hecho y con todas las piezas en su sitio. Le preguntó asombrado:
-¿Cómo lo has hecho, hijo?

-¡Muy fácil, papá! Cuando lo recortaste de la revista, me di cuenta de que, por detrás del mapa, había dibujado un hombre. Cuando me diste los trocitos, les di la vuelta e hice el rompecabezas del hombre. Cuando terminé de arreglar el hombre, me di cuenta de que había arreglado el mundo...


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sábado, 11 de diciembre de 2010

UN COCODRILO EN EL RIO


Un caluroso día de verano, un niño fue a tomar un baño en el río que había al lado de su casa. Mientras chapoteaba en el agua, se le acercó un cocodrilo sin que él lo notase.

Desde la ventana de casa, su madre, aterrorizada, sí se dio cuenta, de modo que salió corriendo hacia su hijo, advirtiéndole a gritos del peligro. Cuando llegó a la orilla, era demasiado tarde: el cocodrilo había agarrado las piernas del niño. Sin embargo, la madre agarró sus brazos, asiéndolos con fuerza y determinación. El cocodrilo era más fuerte que ella, pero el amor de la madre le hacía no soltarlo.

Un cazador que caminaba próximo al río escuchó los gritos, y se acercó corriendo; al ver la escena, tomó su escopeta y, de un disparo, mató al cocodrilo.

El niño sobrevivió, pero fue sometido a varias operaciones; aun así, pudo llegar a caminar.

Conocido el caso, un periodista quiso hacerle una entrevista y en determinado momento le preguntó si podría ver las cicatrices de sus piernas. El niño se las mostró, pero a continuación se remangó para mostrarle las marcas de sus brazos, donde su madre había presionado con fuerza, diciendo:
- Estas cicatrices son las que tengo porque mamá no me soltó y me salvó la vida.



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