lunes, 29 de noviembre de 2010

EL SACO DE PLUMAS


Había una vez un hombre que calumnió gravemente a un amigo suyo, todo por la envidia que tuvo al ver el éxito que éste que éste había alcanzado en su vida. Tiempo después se arrepintió de la ruina que trajo con sus mentiras a ese amigo, y para tratar de encontrar una solución visitó a una mujer muy sabia a quien le dijo:
- Quiero arreglar todo el mal que hice a ese amigo. ¿Cómo puedo hacerlo?

A lo que la mujer respondió:
- Toma un saco lleno de plumas ligeras y pequeñas y suelta de una en una por donde vayas.

El hombre, muy contento por lo fácil que resultó el consejo, tomó el saco lleno de plumas y al cabo de un día ya las había soltado todas. Volvió donde estaba su consejera y le dijo:
- Ya he terminado.

A lo que ella contestó:
- Esa es la parte más fácil. Ahora debes volver a llenar el saco con las mismas plumas que soltaste... Sal a la calle y búscalas.

El hombre se sintió entonces muy triste, pues sabía lo que eso significaba, no podría juntar casi ninguna. Al volver, la mujer sabia le dijo:
- Así como no pudiste juntar de nuevo las plumas que volaron con el viento, así mismo el mal que hiciste voló de boca en boca y el daño ya está hecho. Lo único que puedes hacer es pedirle perdón a tu amigo, pues no hay forma de revertir lo que hiciste.


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miércoles, 24 de noviembre de 2010

LA CARROZA VACIA


Cierto día, paseaban por el bosque un padre con su hijo. El padre se detuvo en una curva y le preguntó al niño:

- Hijo mío, ¿qué oyes?

- Oigo a los pájaros cantar en los árboles -respondió el aludido.

- ¿Escuchas algo más?

El hijo aguzó el oído y contestó un instante después:

- Oigo también el ruido de una carroza.

- Efectivamente -dijo el padre-. Es una carroza vacía.

- ¿Cómo sabes que está vacía, si sólo oyes el ruido? -preguntó el niño.

- Es muy fácil saberlo: cuanto más vacía está la carroza, mayor es el ruido que hace.

Ese niño creció y se convirtió en adulto, y hasta hoy, cuando ve a una persona hablando demasiado, interrumpiendo inoportunamente a los demás, presumiendo, siendo prepotente... le parece de nuevo oír la voz de su padre: «Cuanto más vacía está la carroza, mayor es el ruido que hace».


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viernes, 19 de noviembre de 2010

LA RANA SORDA


Un grupo de ranas viajaba por el bosque cuando dos de ellas cayeron en un hoyo profundo, concebido como trampa para cazar conejos. Cuando las demás vieron lo hondo que era el agujero, les dijeron a las dos ranas de abajo que fuesen realistas, jamás podrían salir de allí, ya podían darse por muertas.

Las dos ranas no hicieron caso a los comentarios de las de arriba y siguieron tratando de salir fuera del hoyo con todas sus fuerzas. Las demás seguían insistiendo en que era inútil tanto esfuerzo, ya que no podían salir debido a la profundidad del hoyo. Finalmente, una de las ranas, influenciada por lo que las demás decían, se rindió, desplomándose, y murió.

La otra rana continuaba saltando tan fuerte como podía.La multitud de ranas arriba congregada continuaba instándole a que dejara de sufrir y se dispusiera a morir, gritándole que no tenía sentido seguir luchando. Pero la rana saltó cada vez más fuertemente hasta que logró salir del hoyo.

Cuando salió, las otras ranas le dijeron que les alegraba mucho que hubiera logrado salir a pesar de lo que le gritaban. La rana, sin entenderles, les explicó que era sorda y que pensó que las demás le estaban animando a esforzarse más y a salir del hoyo.

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martes, 16 de noviembre de 2010

UN REGALO DE ANIVERSARIO


En un pequeño pueblo vivían unos esposos muy ancianos y muy pobres. No habían tenido hijos y vivían de lo que les daban sus vecinos. Todas las mañanas iban al mercado con la esperanza de conseguir algo para comer.

El único tesoro que él poseía era una vieja pipa de madera que se ponía todas las noches en la boca e imaginaba que fumaba, pues hacía tiempo que no podía comprar tabaco, y así espantaba un poco el hambre. Ella tenía unas largas trenzas blancas que hacía tiempo que no conocían peine alguno, pero ella se sentaba cada mañana a la entrada de la choza y las hacía y deshacía para olvidarse un poco de la comida. Y así cada día.

Llegó la fecha de su aniversario de boda. Él salió al mercado pensando en qué le regalaría a su mujer, y ella se sentó a la entrada de su choza pensando con qué celebrar el acontecimiento. Sin embargo, al atardecer, su marido volvió del mercado trayendo un paquetito que le entregó con un beso y un «Feliz aniversario», mientras ella sacaba un paquetito que le entregaba con un beso y un «Feliz aniversario».

Cuando cada uno abrió su pequeño regalo, se miraron a los ojos en silencio y se abrazaron llorando. Él había vendido su pipa para comprarle a su mujer un hermoso peine para sus trenzas. Ella había vendido sus trenzas para comprarle a su marido tabaco para su pipa.


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domingo, 14 de noviembre de 2010

LA VASIJA ROTA


Un campesino tenía dos grandes vasijas que colgaba a los extremos de un palo y llevaba encima de los hombros para cargar agua cada día. Una de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra era perfecta y conservaba todo el agua al final del largo camino que había desde el arroyo a la casa del campesino. Sin embargo, la vasija rota llegaba con la mitad del agua que cargaba.

La vasija perfecta estaba muy orgullosa de cumplir con el fin para el que estaba destinada. La tinaja agrietada, por el contrario, estaba muy avergonzada de su propia imperfección y se sentía miserable porque sólo podía llegar con la mitad del agua, y suponía que su obligación era llegar con toda el agua. Un día, al volver del arroyo, le dijo al campesino:

- Estoy avergonzada y quiero disculparme, porque debido a mis grietas sólo puedes llegar a casa con la mitad del agua, y dispones de la mitad de la que deberías tener.

Pero él le respondió:
- Cuando regresemos a casa, quiero que te fijes en las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino.

La vasija vio, en efecto, que multitud de flores hermosas crecían a lo largo de todo el trayecto, pero continuó sintiéndose muy triste porque al llegar a casa solo había transportado, como de costumbre, la mitad del agua. El campesino le dijo entonces:

- ¿Te has dado cuenta? Las flores solo crecen en tu lado del camino. Yo ya tenía conocimiento de tus grietas y me aproveché de ello: sembré semillas de flores a lo largo de todo el camino por donde vas y todos los días las has regado, y yo he podido recogerlas y entregárselas a mi preciosa y querida esposa. Si no fueras exactamente como eres, con todos tus defectos, no hubiera sido posible crear esta belleza.
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viernes, 12 de noviembre de 2010

EN EL CAMPO DE BATALLA


En plena batalla, un soldado le dice a su teniente:

- Mi amigo no ha regresado del campo de batalla, señor. Solicito permiso para ir a buscarle.

- ¡Permiso denegado! -replicó el teniente-. No quiero que arriesgue usted su vida por un hombre que probablemente esté muerto.

El soldado, haciendo caso omiso de la orden del teniente, salió al campo de batalla y regresó un rato después, moribundo, con el cadáver de su amigo en brazos. El teniente estaba furioso:

- ¡Ya le dije que había muerto! Dígame, ¿merecía la pena arriesgar su vida para traer un cadáver?

El soldado, agonizante y a punto de morir, hizo un esfuerzo por decir unas palabras:

- Claro que mereció la pena, señor… Cuando le encontré todavía estaba vivo y pudo decirme: «Estaba seguro de que vendrías…»
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miércoles, 3 de noviembre de 2010

EL RICO POBRE


Un día, el padre de una familia muy rica llevó a su hijo al campo para que viese lo pobres que eran los que allí vivían. Después de pasar un día y una noche en casa de una familia de campesinos que residía en una humilde casita, mientras regresaban en coche a casa, el padre le preguntó a su hijo:
– ¿Has visto lo pobre que puede llegar a ser la gente?
– ¡Sí, papá! – respondió el niño
– ¿Y qué has aprendido del viaje?

El niño reflexionó un instante y respondió a continuación:
– Aprendí que nosotros tenemos un perro y ellos tres perros, un gato y dos vacas. Que nosotros tenemos una piscina y ellos un río. Que nosotros tenemos en el patio unas lámparas compradas y ellos tienen las estrellas. Que nosotros tenemos un jardín que llega hasta un muro y ellos tienen el campo.

Y añadió:
– Gracias, papá, por enseñarme lo pobres que somos.


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