martes, 28 de junio de 2011

¿Zanahoria, huevo o café?


Una hija se quejaba con su padre acerca de su vida y lo difíciles que le resultaban las cosas. No sabía cómo hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida. Estaba cansada de luchar. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.
Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre fuego fuerte. Pronto el agua de las tres ollas estaba hirviendo. En una colocó zanahorias, en otra colocó huevos y en la última colocó granos de café. Las dejó hervir sin decir palabra.
La hija esperó impacientemente, preguntándose qué estaría haciendo su padre. A los veinte minutos el padre apagó el fuego. Sacó las zanahorias y las colocó en un tazón. Sacó los huevos y los colocó en otro plato. Finalmente, coló el café y lo puso en un tercer recipiente. Mirando a su hija le dijo:
- "Querida, ¿qué ves?"
-"Zanahorias, huevos y café" fue su respuesta.
La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias. Ella lo hizo y notó que estaban blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Luego de sacarle la cáscara, observó el huevo duro. Luego le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma. Humildemente la hija preguntó:
"¿Qué significa ésto, padre?"
El le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: agua hirviendo, pero habían reaccionado en forma diferente. La zanahoria llegó al agua fuerte, dura; pero después de pasar por el agua hirviendo se había vuelto débil, fácil de deshacer. El huevo había llegado al agua frágil, su cáscara fina protegía su interior líquido; pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido. Los granos de café sin embargo eran únicos; después de estar en agua hirviendo, habían cambiado al agua.
"- ¿Cuál eres tú?", le preguntó a su hija. "Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes? ¿Eres una zanahoria que parece fuerte pero que cuando la adversidad y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza? ¿Eres un huevo, que comienza con un corazón maleable, pero luego se vuelve duro?
¿O eres como un grano de café? El café cambia al agua hirviente, el elemento que le causa dolor. Cuando el agua llega al punto de ebullición el café alcanza su mejor sabor. Si eres como el grano de café, cuando las cosas se ponen peor tú reaccionas mejor y haces que las cosas a tu alrededor mejoren.

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domingo, 26 de junio de 2011

JAMAS JUZGUES A ALGUIEN


En los días en que un helado costaba mucho menos, un
niño de 10 años entro en un establecimiento y se
sentó en una mesa.

La mesera puso un vaso de agua en
frente de el.
-¿Cuanto cuesta un helado de chocolate
con cacahuates?- pregunto el niño.

-Cincuenta centavos,- respondió la mesera.

El niño saco su mano de su bolsillo y examino un número de monedas.

-¿Cuanto cuesta un helado solo?,- volvió a preguntar.

Algunas personas estaban esperando por una mesa y la
mesera ya estaba un poco impaciente.

-Treinta y cinco centavos dijo ella bruscamente.

El niño volvió a contar las monedas.

-Quiero el helado solo dijo el niño.

La mesera le trajo el helado, y puso la cuenta en la mesa y se fue.

El niño termino el helado, pago en la caja y se fue.

Cuando la mesera volvió, ella empezó a limpiar la mesa y entonces le
costo tragar saliva con lo que vio.

Allí, puesto ordenadamente junto al plato vació, había veinticinco
centavos... su propina.

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sábado, 18 de junio de 2011

ADMITIR


Un anciano que tenía un grave problema de miopía se consideraba un experto en evaluación de arte.
Un día visitó un museo con algunos amigos. Se le olvidaron los lentes en su casa y no podía ver los cuadros con claridad, pero eso no lo detuvo de ventilar sus fuertes opiniones.
Tan pronto entraron a la galería, comenzó a criticar las diferentes pinturas.
Al detenerse ante lo que pensaba era un retrato de cuerpo entero, empezó a criticarlo. Con aire de superioridad dijo:
"El marco es completamente inadecuado para el cuadro. El hombre está vestido en una forma muy ordinaria y andrajosa.
En realidad, el artista cometió un error imperdonable al seleccionar un sujeto tan vulgar y sucio para su retrato. Es una falta de respeto".
El anciano siguió su parloteo sin parar hasta que su esposa logró llegar hasta él entre la multitud y lo apartó discretamente para decirle en voz baja: "Querido, estás mirando un espejo!!!
Moraleja: Nuestras propias faltas, las cuales tardamos en reconocer y admitir, parecen muy grandes cuando las vemos en los demás. Debemos mirarnos en el espejo más a menudo, observar bien para detectarlas y tener el valor de corregirlas.

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martes, 14 de junio de 2011

Cuestión de color


A una señora la sientan en el avión al lado de un hombre negro. Ella le pide a la azafata que la cambie porque no puede sentarse al lado de una persona de ese color, que le resulta desagradable. La azafata le contesta que el vuelo está muy lleno, pero que irá a mirar a primera clase a ver si acaso puede encontrar algún lugar.

Todos los pasajeros observan la escena medio disgustados y la señora se sentía la más feliz porque le iban a quitar a ese ser tan repugnante de su lado.

Minutos más tarde llega la azafata y le dice a la señora:
-"Disculpe, pero efectivamente todo el vuelo está lleno, pero encontré un lugar vacío en primera clase. Para poder hacer este tipo de cambios le tuve que pedir autorización al capitán. Él dijo que no se podía obligar a nadie a viajar al lado de una persona tan indeseable”.

La señora con cara de triunfo intentó salir de su asiento, pero la azafata en ese momento se giró y le dijo al hombre negro:
- "¿Sería usted tan amable de acompañarme a su nuevo asiento?" Y todos los pasajeros del avión ovacionaron la acción de la azafata.

Este caso sucedió en la línea aérea British Airways.

Las personas olvidan lo que les dices. Las personas olvidan lo que les hiciste. Pero nunca olvidan cómo los hiciste sentir.

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jueves, 9 de junio de 2011

No es mi problema


Un ratón, mirando por un agujero en la pared ve a un granjero y a su esposa abriendo un paquete. Pensó qué tipo de comida podía haber allí. Quedó aterrorizado cuando descubrió que era una trampa para ratones. Fue corriendo al patio de la granja a advertir a todos: "Hay una ratonera en la casa, una ratonera en la casa!".
La gallina, que estaba cacareando y escarbando, levantó la cabeza y dijo: "Discúlpeme señor Ratón, yo entiendo que es un gran problema para usted, más no me perjudica en nada, no me incomoda".
El ratón fue hasta el cordero y le dice: "Hay una ratonera en la casa, una ratonera!". "Discúlpeme señor. Ratón, más no hay nada que yo pueda hacer, solamente pedir por usted. Quédese tranquilo que será recordado en mis oraciones".
El ratón se dirigió entonces a la vaca, y la vaca le dijo: "Pero acaso, ¿estoy en peligro?... Pienso que no", dijo la vaca.
Entonces el ratón volvió a la casa, preocupado y abatido, para encarar a la ratonera del granjero. Aquella noche se oyó un gran barullo, como el de una ratonera atrapando su víctima. La mujer del granjero corrió para ver lo que había atrapado. En la oscuridad, ella no vio que la ratonera atrapó la cola de una serpiente venenosa. La serpiente veloz picó a la mujer. El granjero la llevó inmediatamente al hospital. Ella volvió con fiebre alta.
Todo el mundo sabe que para reconfortar a alguien con fiebre, nada mejor que una nutritiva sopa. El granjero tomó su cuchillo y fue a buscar el ingrediente principal: la gallina.
Como la enfermedad de la mujer continuaba, los amigos y vecinos fueron a visitarla. Para alimentarlos, el granjero mató al cordero.
La mujer no mejoró y acabó muriendo. El granjero entonces vendió la vaca al matadero para cubrir los gastos del funeral.
MORALEJA:
La próxima vez que escuches que alguien tiene un problema y creas que como no te afecta, no es tuyo, y no le prestas atención... piénsalo dos veces.

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sábado, 4 de junio de 2011

LAS TRES REJAS



Un joven discípulo de un filósofo sabio llega a casa de éste y le dice:
-Escucha, maestro. Un amigo tuyo estuvo hablando de ti con malevolencia...
-¡Espera! –lo interrumpe el filósofo- ¿Ya hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme?
-¿Las tres rejas?
-Sí. La primera es la verdad. ¿Estás seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente cierto?
-No. Lo oí comentar a unos vecinos.
-Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad. Eso que deseas decirme ¿es bueno para alguien?
-No, en realidad, no. Al contrario...
-¡Ah, vaya! La última reja es la necesidad. ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta?
-A decir verdad, no.
-Entonces –dijo el sabio sonriendo- si no es verdadero, ni bueno, ni necesario, sepultémoslo en el olvido.

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