Cuando venimos a este mundo, lo hacemos sin querer, no pedimos nacer.
Nacemos sin saber en que familia, no elegimos la familia.
Cuando nacemos, somos seres diminutos, y nuestra única preocupación es comer y dormir, dependemos exclusivamente de la persona que nos da la vida.
Según vamos creciendo, nos van enseñando como es la vida.
Nos enseñan a leer, a escribir, a obedecer, a querer, el respeto, las obligaciones, pero lo que no nos enseñan, lo que no nos dicen, es que las personas que nos rodean, se irán muriendo, que iremos perdiendo a nuestros seres queridos.
Que veremos morir a nuestros abuelos, a nuestros padres, tíos, y hermanos,o quizás a nuestros hijos. No nos enseñan a sufrir, "Es ley de vida" te dicen.
Si, puede ser, pero el hecho de estar condenado a ver desaparecer a las personas que te dan la vida, o comparten la vida contigo, es muy duro, y nadie te prepara para ello.
Siempre puedes refugiarte en la religión, y pensar:
Bienaventurados los pobres de espíritu: porque ellos heredaran los cielos.
Bienaventurados los que sufren, porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
¿Te compensa? A mi no, no creo que por ser pobre de espíritu, por sufrir, por ser manso, vaya a subir al cielo, prefiero vivir la vida en la tierra, pero sin sufrimiento.
Nacemos sin saber en que familia, no elegimos la familia.
Cuando nacemos, somos seres diminutos, y nuestra única preocupación es comer y dormir, dependemos exclusivamente de la persona que nos da la vida.
Según vamos creciendo, nos van enseñando como es la vida.
Nos enseñan a leer, a escribir, a obedecer, a querer, el respeto, las obligaciones, pero lo que no nos enseñan, lo que no nos dicen, es que las personas que nos rodean, se irán muriendo, que iremos perdiendo a nuestros seres queridos.
Que veremos morir a nuestros abuelos, a nuestros padres, tíos, y hermanos,o quizás a nuestros hijos. No nos enseñan a sufrir, "Es ley de vida" te dicen.
Si, puede ser, pero el hecho de estar condenado a ver desaparecer a las personas que te dan la vida, o comparten la vida contigo, es muy duro, y nadie te prepara para ello.
Siempre puedes refugiarte en la religión, y pensar:
Bienaventurados los pobres de espíritu: porque ellos heredaran los cielos.
Bienaventurados los que sufren, porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
¿Te compensa? A mi no, no creo que por ser pobre de espíritu, por sufrir, por ser manso, vaya a subir al cielo, prefiero vivir la vida en la tierra, pero sin sufrimiento.
LOLI
Estoy de acuerdo en todo lo que dices en el texto. La vida es una carrera que aprendemos sobre la marcha, nos damos miles de tropezones y caidas, de ellas aprendemos a vivir, no puede ser de otra forma.
ResponderEliminarEs como sacarse el carnet de conducir. Te enseñan una teórica, pero tú has de saber llevar bien el coche a fuerza de práctica y de fallos.
Un beso Loli y felicidades por tus reflexiones.
Supongo que hay cosas que debemos aprender por nosotros mismos. Nadie nos enseña a sufrir, pero tampoco nos enseñan a soñar. Para mí, la única ley de vida es la de V I V I R.
ResponderEliminarPor andar ocupados en el cielo, nos olvidamos que en el suelo se vive mejor.
Interesante reflexión, Loli :*)