miércoles, 9 de febrero de 2011

REUNION EN LA CARPINTERIA


Sucedió que en cierta carpintería se reunieron las herramientas para arreglar sus diferencias. La mayoría de ellas querían expulsar al martillo, justificando que hacía demasiado ruido y que se pasaba el tiempo dando golpes.

El martillo, herido en su orgullo, aceptó renunciar a condición de que tampoco se le dejase ejercer al tornillo, pues había que darle demasiadas vueltas para que fuese útil.

El tornillo, a su vez, pidió la expulsión de la lija, haciendo ver su aspereza y las fricciones que tenía en su trato con los demás.

Ésta aceptó, pero únicamente si el metro era echado también, ya que siempre medía a los demás según sus marcas, como si él fuese el único perfecto.

En esto estaban, cuando entró el carpintero y, tomando unas toscas tablas de madera, empleó todas y cada una de las herramientas para confeccionar un precioso mueble que pesaba regalar a su esposa.

Cuando finalizó, abandonó la carpintería y las herramientas formaron de nuevo la asamblea. Entonces el serrucho tomó la palabra:

- Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades, lo que nos hace valiosos. ¡Fíjense! El martillo es fuerte, el tornillo une, la lija lima asperezas y el metro es preciso y exacto. Y observen, además, el lindo trabajo que, juntos, somos capaces de hacer.

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